lunes, 3 de abril de 2017

Del fin de siglo a la guerra civil: La Edad de Plata de la cultura española

La educación literaria de adolescentes y jóvenes sigue confiándose, al menos en España, al estudio de la historia nacional de la literatura. Ello hubiera debido propiciar la construcción paulatina de un mapa de la cultura (occidental al menos) que diera cabida no solo a las literaturas alumbradas más allá de las fronteras nacionales, sino a las diversas manifestaciones artísticas (artes plásticas, música, etc.) que entretejen vínculos en un mismo período. Sin embargo, esta posibilidad desaprovechada de universalidad e interdiscipinariedad se quiebra apenas cruzado el umbral del siglo XX. Nos encontramos entonces con una rápida sucesión de "generaciones" – generación del 98, generación del 14, generación del 27, etc.- y una fugaz alusión a la guerra civil española como causa de la "separación" de algunos de sus miembros. Otras veces ni eso. El encaje de las piezas provistas desde las diferentes áreas en un dibujo conjunto que permita la reconstrucción de una atmósfera pasa a ser ya una absoluta quimera.

Los hombres del 98 aparecen así confinados en el imaginario colectivo en las postrimerías del siglo XIX, ligados a aquel "Desastre" que acompañó su acceso a la mayoría de edad. Se desdibuja y se olvida la fuerte presencia de Unamuno en la España de la 2ª República o la de Antonio Machado en la literatura contemporánea de la guerra civil así como la estrecha relación -sea de afinidad sea de animadversión- entre algunos de los intelectuales que convivieron en la España del primer tercio del siglo XX. No, no es la pérdida de las colonias de Ultramar el acontecimiento determinante en la biografía y la trayectoria literaria de aquellos escritores, y no parece tener ya mucho sentido renunciar a una mirada que opte por las "ondas largas" en la lectura del pasado frente a una fragmentación que acaba reduciendo el estudio de la literatura española de los siglos XX y XXI a un abigarrado compendio de generaciones y autores.


Imposible entender a Unamuno o Machado si renunciamos a situarlos en ese arco temporal -coincidente por otra parte con sus propias biografías- de lo que se ha dado en denominar "Edad de Plata" de la cultura española. Abordar el estudio de la literatura del siglo XX como una rápida sucesión de "promociones" ligadas a un puñado de años no es probablemente la mejor manera de hacerlo. Por una parte, porque invita a destacar en cada autor o autora solo las obras publicadas en determinados años y aquellas que se ajustan a determinadas categorías establecidas de antemano.  Por otra, porque sugiere tácitamente que los de una generación no se relacionaban con los de la siguiente más allá de un posible influjo en los temas o en el estilo, cuando lo cierto es que son muchas las generaciones que conviven en la vida pública del primer tercio del siglo XX (o de la Dictadura posterior). No olvidemos además que es en estos años cuando se acuña el término "intelectual" como revelador del compromiso abiertamente político de muchos de los escritores del momento, decididos a intervenir públicamente cada vez que la situación lo requiera y a orientar en la medida de lo posible a través de artículos y conferencias la opinión de las clases medias urbanas. La oposición de Unamuno a la dictadura de Primo de Rivera le valdrá el destierro a la isla de Fuerteventura, como las ideas políticas de Machado, Miguel Hernández, Lorca y tantos otros los conducirán al exilio, a la cárcel, a la muerte.




Ada Astudillo. 4ºESO D

Roque Jiménez. 4º ESO E



Elena Vicente. 4º ESO D



- Y ¿qué es un intelectual?
- Un hombre que tiene una relación moral con la política. O para quien la política es un problema moral, si lo prefieres.
                                                       Max Aub, Campo cerrado

No renunciamos, por tanto, a presentar esta época en su conjunto, si bien evitaremos cualquier pretensión de exhaustividad. Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Lorca y Miguel Hernández serán objeto de una atención más detenida. Posteriormente, serán los versos de estos autores y sus coetáneos, junto a los de quienes llegaron más tarde, los que desarrollen -si es posible- el gusto poético en alumnos y alumnas. Dejémosles por fin a solas.


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