jueves, 18 de mayo de 2017

"Decidme cómo es un árbol" (Marcos Ana)

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves,
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?

¿O solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?

Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma... Escribo
a tientas: "el mar", "el campo"...
digo bosque y he perdido
la geometría del árbol.

Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron

(no puedo seguir, escucho
los pasos del funcionario)



Hubo momentos en el recital en que podía cortarse el silencio. Uno de ellos fue caundo Yaiza nos presentó este poema de Marcos Ana y puso voz a sus versos. Compartimos, también, su comentario.




Marcos Ana, cuyo nombre real es Fernando Macarro (1920-2016), fue un poeta español cuya vida se apagó hace unos meses. Fue arrestado en 1939 con solo 19 años por sus ideales, y permaneció en la cárcel un total de 23 años. Liberado finalmente en 1961 por una acción de Amnistía Internacional, pudo sacar a la luz lo que tantos años había permanecido escondido: sus poemas. En ese lugar umbrío y en soledad encontró la inspiración para expresar en sus versos todo lo que sentía. Ha publicado numerosas obras y ha obtenido varios premios gracias a su constante lucha por la libertad y los derechos humanos.

Al leer el poema puedo respirar el aire del miedo, el aire de la soledad. Puedo saber qué fue y qué es para él ahora la vida. Detalles que nosotros consideramos tan sencillos, tan cercanos... son los que le daban ese aire dulce, y no amargo, con el que podía sentirse a gusto. Pero Marcos Ana se pregunta: ¿cómo es un árbol, un bosque, un campo? ¿Cómo es el amor? No existen tales recuerdos ya en su memoria. El aire, el viento, el huracán del miedo y la soledad se los ha llevado. Y vuelvo a repetirlo, son aquellas sensaciones, son aquellas cosas que nos brinda la naturaleza lo que realmente importa. Y no pidamos más y más, no dejemos que la avaricia consuma nuestra pequeñez. Disfrutemos de los momentos que forman parte de nuestro día a día; quién sabe si se desvanecerán.

Marcos Ana vivió en una celda en la que no había más lenguaje que el terror durante muchos años. Tuvo la necesidad de preguntar cómo sería la vida allí fuera. Tuvo la necesidad de contarlo, de transformar en vesos todas sus emociones. Él inmortalizó aquel momento en el que no sentía otra cosa que inquietud y soledad, para que nadie sufriera su mismo destino. Es un destino cruel. Son 23 años sin poder siquiera admirar el sol, la nieve. Suerte la nuestra de poder leer este poema y ser conscientes al fin de que la vida es un sueño veloz que para y sigue, rie y llora, obstaculiza a algunos y hace avanzar a otros; pero que, después de todo, está ahí. Apreciar lo que es significaría saber disfrutar de ella.

Yaiza M. (4º D)




La clase de 4º D


2 comentarios:

  1. Y aún así nada aprendimos a juzgar por las acciones de los políticos que dicen representarnos y la ceguera cibernética con la que encarcelamos nuestras conciencias.

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  2. Que cierto todo ...que tristeza conocer datos de violencia y falta de libertad en ambos sexos ...hoy entran tod@s...precioso poema ..gracias por compartir..

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